Si piensas que soy feliz porque no quieres leerme, te diré que no es verdad. Soy una tortuga, soy un lirón, soy un centro, una niña; pero ante todo, soy un horrible ácaro que busca estar en tus recuerdos. ¿Alguna vez confundiste el azúcar con las cenizas de un cigarro, luego las tragaste y la garganta de dolió hasta gritar? Te advierto que eso no es nada… yo tragué las de mi abuelo y ahora vivo en él… Me ha convertido en escritor, me ha incitado a sustraer, a robar tus momentos libres cuando tengas tiempo de leerme y no estés chateando en internet o fingiendo que trabajas. Me ha inducido a intentar que viajes por un mundo que no pensaste existiera sin necesidad de pasaporte. Te lo explico, si entras por la puerta de estas letras, te permitiré ingresar sin documentos y sin importarme tu apariencia o religión, pero promete que te sentarás en un sofá, quizás con un café o una bebida fría a la derecha y terminarás el libro sin prisa, sin presión, pero me leerás de cabo a rabo porque necesito que me leas, me queda poco tiempo, debo explicarte algunas cosas… no te daré otra razón.